martes, 28 de diciembre de 2010

ALEGORÍA DEL PERDÓN

Caminando entre cardos y entre espinos,
con el corazón sangrando por la herida
ocasionada por palabras que un mezquino
caminante me dejara en su partida.

Sin poder perdonar aquella ofensa
más y más me internaba en la espesura,
buscando devolver por recompensa
mi propio vaso de dolor y de amargura.

Masticando mi rabia y mi impotencia
hiriéndome en las ramas y en las peñas.
Mi soberbia de pronto fue vergüenza
desnudando mi alma pobre y tan pequeña.

¿Porqué perdonar yo no pudiera
si Cristo ya lo hizo en el Calvario?
¿Porqué lacerar de esta manera
mi  triste corazón tan lapidario?

Devolver mal por mal ¡nunca debiera!
¡Si Cristo perdonó toda mi ofensa!
¿Quién soy yo, que a mi hermano no quisiera
perdonarle el agravio en su defensa?

¿Quién soy yo, para no pedir perdón
a mi pobre hermano herido que ofendiera?
¡Ya no habría para mi ni galardón,
ni esperanza de eterna primavera!

Si Dios nos perdonó ¿Que más nos queda?
¡Que humillarnos ante el Padre en oración!
¡Aleluya! ¡Cristo ha roto las cadenas,
para darnos del pecado Redención!


Del mi Libro "EL ARBOL DE LA CRUZ

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