martes, 4 de enero de 2011

MI PROPIA OSCURIDAD YO SIEMPRE VEA

¡Señor!
Haz que la maldad de la gente no me dañe,
hazme humilde, comprensiva y buena,
que las piedras del camino no me hieran
y la ofensa ni la burla no me duelan.

Que mi vida, pura siempre sea,
siendo luz en el camino de los otros,
que mi propia oscuridad yo siempre vea
y no mire las tinieblas de mi prójimo.

Alumbra Señor, Tú mi camino
con la blanca palidez de tu Calvario,
que siempre busque en mi destino
el altar de la oración y sus peldaños.

Si caigo sin quererlo ni pensarlo,
levántame Señor, yo te suplico;
no quiero estar mirándote de abajo,
sino donde debiera, en  tus principios.

Ayúdame a ser buena y abnegada,
que lama mis heridas sin sangrarlas,
que las cicatrices del pasado no se abran,
que las cure la piedad de tu Palabra.

¡Cuántas cosas más! te pediría en esta noche larga;
¡Pero Tú Señor, ya conoces de mis ansias!
Solo quiero una vez mas besar tus manos
y dormirme en su perfume y su fragancia.


DEL LIBRO "EL ARBOL DE LA CRUZ"

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